CONEXIONES
Patti Smith
La ciudad que se observa bajo la lente microscópica de William Gibson (lente de Neuromante) se asemeja bastante a mi ciudad. Night City: “un perturbado experimento de darwinismo social, concebido por un investigador aburrido que mantiene el dedo pulgar sobre el botón de avance rápido”. El valor de la velocidad es proporcional al peso desordenado de los combatientes, al espíritu de sus deseos; sus cálculos, agresivos, son cálculos lógicos, impuros, matemáticos. Y hay algo de locura en la mezcla de sudor frío y caro perfume francés que se funde en el encuentro de los cuerpos. Lo importante, a fin de cuentas, es cumplir con el protocolo. Night City: “los negocios eran allí un rumor subliminal constante, y la muerte, el aceptado castigo por pereza, negligencia, falta de gracia o atención a las exigencias de un intrincado protocolo”.
Llama Agustín desde Frigiliana, en el corazón de la Axarquía. La lluvia golpea con fuerza en la costa, cerca de Nerja, pero él y Susi están tranquilos, arriba en el monte, rodeados de tierra y árboles frutales. La temperatura es buena, pero han encendido la chimenea. El brillo y el sonido del fuego ilumina la soledad de las horas.
Los recuerdos más felices de Gerald Brenan, en Yegen, Granada, están asociados con el fuego de la chimenea. Cuando regresa cansado de largas expediciones: encender el fuego, preparar la comida mientras se lava y se cambia de ropa. El correo y un ejemplar del Nation; un café y leer y contestar la correspondencia. Luego, ya frente al fuego, lanzar un piorno y ver reflejados en las llamas los rostros distantes de los amigos. La versión de la felicidad más cálida trae consigo una leve sensación de añoranza; pero Brenan está feliz, ahora, frente al fuego, concentrado en aquello que echa en falta.
Richard Ford, George Borrow, Gerald Brenan. La lectura, a veces, provoca curiosas conexiones. Y las conexiones, como sabemos, acaban trasladando algo, indefinido, hasta alguna parte. Ahora se publica en España el producto de una de esas conexiones: Entre limones, de Chris Stewart, en Editorial Almuzara. El libro, “historia de un optimista”, cuenta las andanzas de Chris y Ana, su mujer, en un cortijo de Las Alpujarras, rodeados de perros, gatos, pollos, una oveja y un loro misántropo. Las aventuras de Chris se publicaron por primera vez en 1999 en la editorial inglesa Sort of Books con el título de Driving over lemons, An optimist in Andalucia, y desde entonces el libro ha tenido una acogida excepcional (varios meses en el número uno de la lista de bestseller en Reino Unido) y ha recibido numerosos premios. El libro de Stewart puede resumirse en esta frase: “no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita”, tan común como el sentido común de los alpujarreños, tan común como el sentido común de Chris Stewart.
Lejos de Night City los hombres se buscan a sí mismos, inquietos y divertidos. ¿Conflictos? ¡Claro! ¿Dónde vive el hombre sin conflictos? Bajo la lente microscópica de Manuel Talens, por ejemplo, también se refleja la crónica negra de los conflictos. Pero en tiempos de herencia, cambio climático y desarrollo sostenible, la historia de Chris resulta una hermosa historia. “Soledad, un paisaje bonito, Granada cerca y una buena vida familiar”, añade Stewart. ¿Televisión? ¿Teléfono? No, no es necesario. Chris leyó un día a Brenan y la literatura hizo el resto. Ahora sólo queda seguir las líneas de escritura de sus conexiones. Unen algo de su humildad energética con esta actividad irracional, devastadora, que apuramos hasta agotarnos.
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